miércoles, 30 de octubre de 2013

¿Quién será el mejor?


La evaluación.

El mayor enemigo de los estudiantes. Y aunque no lo parezca, también de los docentes.

En la carrera nos enseñan a efectuar una evaluación sumativa, a valorar el proceso y tener en cuenta el progreso del alumnado.

En los colegios, nos imponen una evaluación final, con una calificación determinada.

Y nosotros como futuros docentes nos encontramos en medio.

¿Qué debemos hacer?

Somos conscientes de que el esfuerzo y el proceso es mucho más importante que el resultado final. Y aun así, debemos hacer mención a este resultado. Pero más problemático aun es el hecho de que cada alumno es diferente, y cada uno debería ser evaluado de una manera, pero en la práctica pocos son los casos en los que esta regla se cumple.

Sí, supongo que ante este hecho, todos afirmaréis que está en nuestras manos cambiar esto. Y yo estaré de acuerdo con vosotros.

Pero, ¿no creéis que tenemos que cambiar demasiadas cosas?

La metodología, las actividades, los enfoques, los recursos, la práctica, la evaluación, las programaciones…

En fin, una cantidad demasiado ingente de cambios para la poca gente que está dispuesta a intentar llevarlos a cabo en la realidad.


Por desgracia, hasta que consigamos concienciar a más docentes de la necesidad de cambios y nosotros podamos luchar en las aulas por ellos, esto es lo que nos encontraremos:


Grupo 3.
Realizado por: Valeria Raserón.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. ¡Hola Valeria!
    La verdad que me ha parecido muy descriptiva la imagen que has utilizado.
    Al igual que tú, también considero que hay que cambiar demasiadas cosas en el sistema educativo (a veces me desanimo pensando en si será posible).
    En cuanto a la evaluación, pienso que actualmente se dejan muchos aspectos sin evaluar, ya que los exámenes se limitan a premiar al que tiene una buena memoria. Sin embargo, no existe un ítem en las notas que premie la adquisición de ciertos valores o normas de comportamiento.
    Además, muchos aspectos están sin concretar y el profesor acaba redondeando la nota sin conocer muy bien que criterios utiliza.
    Por otra parte, no hay que olvidar que se evalúa a los niños (generalmente) de forma individual, al mismo tiempo que la sociedad exige trabajar cooperativamente.
    ¡Cuanta contradicción!

    Sara Gámez

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